miércoles, 26 de abril de 2017

Mi primera carrera: de imposible a increíble (por Marta Lago)

3 minutos andando + 3 minutos corriendo… Esa era mi rutina en septiembre de 2015.
 
Hace 19 meses que comencé a correr; nunca hasta entonces me lo había planteado. Mi marido corría desde hacía bastante tiempo y yo no entendía cómo era capaz de ponerse las zapatillas e ir a entrenar por las noches o por las mañanas del fin de semana, en lugar de hacer otras cosas.
 
Un día, me animó. Me comentó que había un grupo en Sada que entrenaba lunes y miércoles a las 20:30 y que era de iniciación ¿Por qué no probaba? No perdía nada. 
 
Con timidez acudía cada lunes y miércoles a los entrenamientos, con lluvia, frío o calor, por el paseo, en Riobao... Me gustaba escuchar los comentarios de mi compi Alberto: “buff, esto es imposible”, las anécdotas de las carreras a las que se apuntaba el resto del grupo, las apuestas personales de Bilba, los éxitos de Noelia, las chicas y sus progresos… Y yo pensaba que con esto me llegaba, era suficiente… ¿Participar yo en una carrera? IMPOSIBLE 
 
Llegó el siguiente curso, nuevos compañeros, el cambio de grupo de Jaime, de Kader a Noelia, y los objetivos de l@s noelian@s. ¿Objetivos? Ninguno, seguir entrenando. Pero, para mi sorpresa, Jaime comentó que su objetivo era hacer conmigo mi primera carrera de 10 Km. ¿Estábamos locos? ¿Acaso pretendía que yo participase en una carrera? IMPOSIBLE.
 
Sin darme cuenta, empezaron los entrenamientos conjuntos para los 10 km: series interminables, técnica de carrera, los patitos, tercer y cuarto día, domingos a los Condes y vuelta, los consejos de Tere en nuestros paseos de los martes, los ánimos de todo el grupo.
 
Y llegó el día, el 23 de abril. A las 7.40 de la mañana, Malo, Adela y Lucía, con cara de sueño, nos recogieron en casa. Llegada a Coruña, foto en grupo, todo el CAS ¡Impresionante! Sonrisas, abrazos, palabras de ánimo… Eso era lo que se respiraba, eso era lo que yo estaba viviendo: era parte de ellos. INCREÍBLE
 
Nerviosa, con miedo, acordándome del abrazo de Noelia antes de salir, de los consejos de mis compañeros, de las palabras de ánimo, del apoyo de los que estaban y de los que no pudieron ir… empezó la carrera, todos salieron rápido y Jaime a mi lado, tranquilo, marcándome el ritmo: “no apures, dosifica, ahorra fuerzas…”  Y comencé a correr, primero despacio, luego más rápido, constante. Una cámara; sonrío y en mi cabeza solo un pensamiento: acabar mi primera carrera. 
 
Los tres primeros kilómetros, me veo bien, creo que lo puedo conseguir. A mi lado, seguía escuchando: “Venga, vas muy bien, mejor de lo que habíamos previsto”. INCREÍBLE
 
Y comenzamos a subir… En el trayecto nos cruzábamos con otros compañeros: Bilba, Adela, Lucía, Cris, Ángeles, Ángel, Tino, Malo, Lorenzo, todos esforzados, sudorosos, con una palabra de ánimo en su boca. ¡Venga Marta! 
 
8 km, solo quedan dos. Estoy agotada. ¿Podré llegar? y Jaime a mi lado, “vamos, ya está hecho, puedes hacerlo, no pares”.
 
Veo la meta. Un último esfuerzo, sprint. Carmen con la cámara en la llegada y, por fin, los abrazos, las felicitaciones, las sensaciones. LO HE CONSEGUIDO. Mi primer bollito con chocolate (merecido) y más abrazos, sonrisas, enhorabuenas, fotos de grupo… y lágrimas de emoción porque pude, porque confiaron en mí, porque por primera vez me sentí parte de esta gran familia. Gracias a TODOS. 
 
¡ESTO ES INCREÍBLE!